sábado, 12 de enero de 2013

Amar


Amar es exponer tu corazón a las inclemencias del destino,
es poner la fe en la ley de la reprocidad esperando algo divino.
Amar es ver correr el tiempo
o quererlo detener a momento.

Amar es ceder parte de tu alma,
es arriesgarse, volverse vulnerable,
es pensar en alguien más que en si mismo…
Amar no es cuestión de raciocinio.

Amar nos quita dos gramos de narcisismo,
vuelve humilde hasta el más vanidoso individuo,
transforma ideales y construye sueños loables…
Amar no es materia de autodominio.

Amar nos ilumina el rostro y emana calma,
provoca sensaciones incomparables,
despierta sentimientos, ocupa nuestra mente con idealismos…
Amar no es un acto de vaticinio.

Amar, una epopeya de la vida.


viernes, 4 de enero de 2013

El día que no quise morir



Irónico que lo único seguro en esta vida sea la muerte pero ¿Cuándo será fecha que marque el final de nuestro ciclo por esta tierra? —Nadie lo sabe— Yo solo quise que por ningún motivo fuese ayer:

Transcurría un día como cualquier otro en la tranquilidad de vivir en un pueblo que parece la boca del infierno por el calor extenuante, donde prácticamente no hay nada que hacer y donde jugar Domino de a preso es una de las mejores formas de invertir el tiempo. Así son mis vacaciones.

Todo iba muy bien hasta que por algún absurdo motivo (conclusión a la que llegue horas después) empecé a discutir con mi hermano, a tal grado de ponerse reacio a irme a dejar a la terminal. Estaba cegada por la irracionalidad que deje en la mesa sin probar, el plato de comida que me había servido mi mamá; salí de casa tan molesta que ni siquiera me despedí de mi papá e hice caso omiso cuando mi hermano menor salió a alcanzarme.

Feo, triste y perturbador es darse cuenta tiempo después que cosas insignificantes se magnifican a tal grado que suelen provocar problemas que pudieron evitarse. El escenario natural de mi último día en casa hubiera sido otro totalmente opuesto si no fuera porque a veces y más frecuentemente de lo que quisiera admitir, tomo decisiones viscerales poniendo en entre dicho hasta mi propia capacidad de razonamiento.

Llorar todo el trayecto de mi viaje no sosegó la frustración y arrepentimiento de mis acciones, al contrario, el tan solo imaginar que por alguna razón ese hubiera sido mi último día sobre la faz de la tierra… De tan solo pensarlo se me eriza la piel.

No me da miedo el hecho de ser un ente mortal con fecha de vencimiento, lo que si me asusta, es que sea el día que sea, haya hecho algo que no me dé el tiempo de remediar o disculparme.

Por eso y ahora que estamos en temporada de fijarnos propósitos, el mío será tratar de ser una mejor persona en todos los aspectos, no darle tanta importancia a cosas superficiales e intrascendentes. Cuidar y demostrarles una y mil veces a quienes quiero, lo importante que son para mí.