— Deja
los lamentos ni te sientas poca cosa, las virtudes se acrecientan con esfuerzo
y cimientan con el tiempo. ¡Goza! —
— Es
mi falta de confianza lo que inclina la balanza, el sentirme prescindible para
quien yo amo. ¡Increíble! Sin talento y poco aliento ¿cómo pido que se quede
aquí a mi lado? Si hasta yo estoy ofuscado.—
— No
es un bálsamo si te quiere, el cariño no se muere de la nada. Infundada
inseguridad la tuya, ¿pretendes que huya? —
— Es
opción. En la vida se compite en cada aspecto y el amor no es la excepción. No
busco ser perfecto, sólo afecto y su admiración. —
— Y
en parte te doy la razón pero para salir vencedor tienes que apelar al corazón.
Así el hedor de tus miedos desaparezca y tu confianza crezca. —
—No
puedo olvidar mi prosaica existencia esa que llevo en mi agónica conciencia. Y
así ¿que le puedo dar? Primero hay que olvidar —
— No
seas tan duro contigo, amigo. —
— No
es dureza, es franqueza. Soy un remedo de lo que solía ser y ahora sólo me
queda esa necesidad de pertenecer. —
— No crítico
tus motivos pero comprende que el dolor es parte del sentirse vivo, sonaré un
disco rayado pero deja atrás tu pasado. —
— Al
contrario, mi pasado fue bueno y sereno. No sé en que momento me perdí y decidí
dejar todo a un lado. —
— Entonces
retoma ese camino, enfoca tus esfuerzos y lucha contra lo adverso que te
presente el destino. —
— Sin
herramientas, ¿cómo se enfrenta? —
— Déjame
contarte un cuento que responda tu inquietud, de alguien que en un momento,
sentía que no tenía, ni una sola virtud... —
(continuará)
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