Cabra, dragón, león, tampoco adulación.
Dragón, león, cabra, basta de tantas palabras
que solo tienen una intención macabra.
Yo sé que me veo al espejo y no reconozco mi propio reflejo.
Un simple delirio de este apabullante idilio
que a veces pierde el sentido de haber existido
como si no valiera la pena todo lo vivido.
Un día de estos me voy a ir a un lugar desconocido,
lejos de una vida que no sea mentira,
donde pueda retomar las esperanzas que he perdido
y sentir que el tiempo aún se estira.
Trataré de seguir adelante con paso constante,
dejaré de escuchar las voces de mi cabeza
que guarda tanta tristeza,
y solo condena de forma abrumante.
Sin decepcionar a quien me quiera,
donde las expectativas sean solo realidad,
y si en algún momento todo se desvaneciera
ya habré aprendido como afrontar la soledad.
Si tan sólo con imaginar que no hay adversidad
en un mundo lleno maldad, las cosas fueran a cambiar,
ya habrían salido de las catacumbas las penas sucumbas
que hay que cargar hasta que nada que pueda agobiar.
Y cuando mi monstruo interno desaparezca
entre las llamas del profundo dolor producido,
espero exista tiempo de encontrar, lo más cercano al amor
que he conocido,
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